Terminamos de presentar a los Directores de esa empresa, los resultados finales de la consultoría. Esta consistía en la evaluación de las alternativas energéticas de un proyecto en diferentes escenarios. Nuestras diapositivas se veían muy profesionales. Creíamos que les había gustado nuestro profundo análisis integral técnico, económico, financiero, regulatorio, ambiental y estratégico. Eran siete alternativas en tres escenarios. Para cada una de ellas mostrábamos los Valores Presentes Netos (VPN) con un horizonte de la proyección a cinco años.

De repente, uno de los asesores del Director General nos preguntó: «¿Cuál alternativa recomiendan?» Miré la imagen que estaba en la pantalla y corroboré que unas alternativas ofrecían mejor resultado en el escenario A, mientras que otras eran más atractivas en el escenario B. Por la naturaleza del problema no era posible asignarles porcentajes de probabilidad a los tres escenarios. Todos los escenarios eran igualmente probables. Le respondí que nosotros habíamos cumplido con valorar las alternativas y con proyectar los escenarios, pero que la responsabilidad de la decisión final era de la alta dirección.

En ese momento el asesor del Director, se dirigió a mí de manera inquisidora y exclamó de manera que todos los asistentes al Comité le oyeran: «Tengo tres preguntas que hacerle: 1. ¿Usted conoce la toma de decisiones bajo incertidumbre? 2. ¿Ha utilizado la metodología de la minimización del máximo arrepentimiento? y 3. ¿Alguna vez oyó hablar de Howard Raiffa?» Le contesté No, No y No.

Durante mis más de 40 años de ejercicio en el sector energético, ese fue el día en que he sentido mi mayor vergüenza profesional. Ese mediodía, hace 10 años, le solicité al Director que nos concediera una semana más para revisar y ajustar el informe final y que además considerábamos muy sabias las recomendaciones del asesor. Al salir de la reunión salí directo hacia la biblioteca de una de las universidades de la ciudad y encontré libros y libros, sobre la toma de decisiones bajo incertidumbre, sobre la minimización del máximo arrepentimiento y sobre todo, sobre Howard Raiffa. Sentía que ese había sido mi mayor punto ciego en el conocimiento que creía tener, sobre la toma de decisiones y sobre las políticas en el sector energético.

El segundo mayor punto ciego, lo sentí el mes pasado y también estaba relacionado con el mismo Howard Raiffa. No fue tan público, pero corroboré mi desconocimiento de cómo se manejan las políticas energéticas, las políticas en general y la toma de decisiones globales.

Yo estaba convencido, que Estados Unidos y Rusia siempre estaban enfrentados y no podían emprender objetivos comunes. Sin embargo, en medio de la Guerra Fría, hace más de medio siglo, en octubre de 1972, ambos países crearon el Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados, IIASA ( https://iiasa.ac.at/about-iiasa/institute/history/founding-of-institutehttps://iiasa.ac.at/50/timeline). Su primer director fue Howard Raiffa, quien comentó que:

“En 1966, el presidente estadounidense, Lyndon Johnson, dijo que era hora de que los científicos de Estados Unidos y la Unión Soviética trabajaran juntos en problemas distintos de los militares y espaciales, en problemas que aquejaban a todas las sociedades avanzadas, como la energía, nuestros océanos, el medio ambiente, la salud. Y pidió que se realizara un esfuerzo conjunto entre los científicos de Oriente y Occidente”.

Para crear este instituto se negoció durante la Guerra Fría, aún en medio de la guerra de Vietnam y la revolución checoslovaca. Este esfuerzo conjunto aún se mantiene hoy en medio de la guerra de Ucrania y otras guerras que siguen activas en el mundo.

Se tomaron las siguientes decisiones: el idioma del instituto sería el inglés, el director sería estadounidense, el presidente del consejo directivo debería ser de la Unión Soviética y la sede estaría en Laxenburg, Austria, cerca de Viena.

Además de Howard Raiffa, entre sus académicos estaba George Dantzig, quien se considera uno de los padres de la programación lineal, la optimización y el método simplex. También participaron Tjalling Koopmans (USA) y Leonid Kantorovich (USSR) quienes recibieron conjuntamente el premio Nobel de economía en 1975 por sus teorías sobre la asignación óptima de recursos escasos. William D. Nordhaus recibió en 2018 el premio Nobel en Economía por su investigación en la integración del cambio climático dentro de los análisis macroeconómicos de largo plazo. Más de 40 académicos del IIASA han desempeñado papeles destacados en los informes de evaluación tercero, cuarto, quinto y sexto del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC). En 2012 IIASA publicó la “Evaluación de Energía Global”, la primera evaluación completamente integral de este tipo. En 2021 se publicó “Rebotando hacia adelante de forma sostenible: Caminos hacia un mundo post-COVID”.

Además de los temas de la energía y del cambio climático, las investigaciones del IIASA se han enfocado en el estudio de la población mundial y de su envejecimiento. Donde se resaltan sus siguientes hallazgos:

  • La población mundial probablemente nunca se duplicará de nuevo.
  • La población mundial alcanzará su punto máximo en el siglo XXI y luego comenzará a disminuir.
  • Es probable que la velocidad global del envejecimiento alcance su punto máximo entre 2020 y 2030 y luego se desacelere.
  • Hay una forma completamente nueva de medir el envejecimiento. El umbral de la vejez se define no sólo por la edad cronológica, sino que tiene en cuenta la esperanza de vida, la salud cognitiva y física de las personas, entre otros.

Con el primer punto ciego energético, la toma de decisiones bajo incertidumbre, decidimos dominar y aplicar este conocimiento. Llegamos inclusive, desde 2013, a certificar nuestra empresa, www.eseisa.com, en la “prestación de servicios especializados de consultoría para proyectos de gestión energética bajo incertidumbre”.

En el segundo punto ciego energético, el relacionado con el IIASA, no comprendo aún lo que está ocurriendo. Aunque los científicos de las grandes potencias desarrolladas continúan trabajando conjuntamente para el bien de la humanidad, aún existen varias guerras en diferentes partes del mundo.

Tal vez, mi mayor aprendizaje es que a pesar de mis mejores esfuerzos para intentar conocer cómo funciona el mundo de la energía, seguiré teniendo muchos puntos ciegos en mi “retrovisor energético”. Pero creo que serán muchos más mis puntos ciegos en mi “futuro visor energético”.